Mampara heráldica, acrílico sobre lienzo, realizado en el 2010

 

(..)importantísimo elemento decorativo y arquitectónico que se inscribió en la residencia cubana hace siglos, desempeñando una función que fue determinativa del estilo de la vivienda. Porque la mampara, puerta trunca a la altura del hombre, fue la verdadera puerta interior  de la casa criolla, durante centenares de años, creando un concepto peculiar de las relaciones familiares y, en general, de la vida en común. La mampara clásica de la clase media cubana era todavía, en días de nuestra adolescencia, una puerta superpuesta -en cuanto a la colocación  de los goznes- a la puerta real, que nunca e cerraba o abría, sino en casos de enfermedad o muerte del morador de una estancia, o cuando soplaban los nortes del invierno.

 

La mampara, que aislaba a los moradores lo suficientemente para que no pudiesen verse unos a otros, originaba, en las casas de mucha prole y mucha parentela, el hábito de conversar a gritos, de un extremo a otro de la vivienda, para mejor información al vecino de menudos conflictos familiares.

Tomado de:

LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS*, Alejo Carpentier

(*Texto publicado en Revista Arquitectura Cuba. Habana. No. 334. 1965. Pp. 26-39. La ciudad de las columnas. Editorial Letras Cubanas. Habana. 1982)

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