Mampara heráldica II

 

(…)El problema de la “incomunicabilidad”, tantas veces planteado por los novelistas recientes, no se planteaba en casa de mamparas, vibrante de cristales que transmitían cualquier pregón hasta las íntimas penumbras del patio de las arecas y albahacas. (…)La mampara participaba del moblaje, de la decoración interior, de la heráldica, y hasta de la ética de la mansión. Estaba a medio camino entre las vegetaciones del patio y aquella policroma frontera entre lo que era de la penumbra y lo que era del sol, que era el medio punto, elemento fundamental del barroquismo cubano.

LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS*, Alejo Carpentier

(*Texto publicado en Revista Arquitectura Cuba. Habana. No. 334. 1965. Pp. 26-39. La ciudad de las columnas. Editorial Letras Cubanas. Habana. 1982)

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